Historia

En este apartado de nuestro trabajo vamos a hablar sobre la historia de esta pequeña ciudad y su devastadora erupción del monte Vesubio.

Es importante destacar que la ciudad fue fundada en el Siglo VII a.c. por los Oscos, un pueblo de la Italia central, en una colina cerca de la desembocadura del río Sarno, utilizada previamente como puerto seguro por navegantes griegos y fenicios. Cuando los etruscos suponían una amenaza, Pompeya se alió con los griegos, quienes dominaban la bahía de Nápoles. En el siglo V a.c. los Samnitas conquistan Pompeya y otras ciudades de la región (Campania). Los nuevos gobernantes impusieron su arquitectura y ampliaron la ciudad. Se cree que durante la dominación samnita, los romanos conquistaron la ciudad durante un corto período, pero esas teorías nunca han podido ser verificadas.
En su origen, la ciudad fue habitada, tal vez fundada por que no es seguro, por los oscos; una de las numerosas tribus itálicas tan antigua como la de los etruscos o los romanos. Al poco ya hay relación con etruscos y griegos, demostrado por los fragmentos de buccero con grafitos en lengua etrusca y terracotas arquitectónicas de Cumas y de Capua.
A esta época corresponde el núcleo agrícola de calles serpenteantes, encuadradas en las regiones VII y VIII del plano. Son calles alrededor de un foro rudimentario en el que celebrar procesiones, reuniones de carácter político y transacciones (mercado). Este urbanismo será común mucho después tras la caída del imperio romano y es denominador común en todos los barrios medievales y núcleos fundados sin planificar
Pompeya fue habitada desde los tiempos más antiguos por campesinos que se asentaron en la llanura para defenderse en caso de guerra, estos asentamientos datan aproximadamente del siglo XVI a.c. Fundada con casi toda seguridad, por los Oscos de la Campania en el siglo VII a.c. Queda por descubrir el origen y el significado del nombre. Hay dos teorías; de la pumpe (desfile triunfal) de Hércules cuando expulsó a los gigantes de la Campania, o de la palabra osca pumpe (cinco).
Los Etruscos y los Griegos tuvieron un papel importante en la creación de la ciudad. Pompeya les garantizaba una salida comercial al mar.
La presencia de un templo griego, dedicado a Atenea, datado hacia la mitad del siglo VI a.c. atestigua la coexistencia de Griegos, Etruscos y Oscos.
A finales del siglo VI a.c. se rompió el equilibrio y tras la decadencia de la potencia etrusca y samnita, llego Roma. 

Las ciudades de Pompeya y Herculano continuaron en el ostracismo hasta que en 1709 un campesino dio con una piedra de mármol cuando intentaba excavar un pozo para un monasterio.

El descubrimiento llegó a oídos de un oficial de caballería del imperio Austriaco que decidió investigar el hallazgo. Y se lo tomó bien en serio. Mandó construir una villa cerca del monasterio y ordenó que comenzaran excavaciones, o mejor dicho, remociones de tierra junto al proyecto de pozo con el único fin de encontrar cuantas más piezas antiguas. En aquella época, la Arqueología no existía como materia y simplemente se apreciaban los objetos de civilizaciones clásicas más que el estudio de la vida cotidiana o la Historia de éstas.

Un poco de economía: Pompeya esta situada al sur de la península italiana, concretamente en la región de Campania. Tenía una tierra muy fértil y el sector ganadero contaba con importantes cabañas de cerdos y ovejas que favorecieron a su vez el desarrollo de los batanes, pequeñas industrias textiles, generalmente de índole familiar. La economía pompeyana tuvo, además, una estrecha relación con el mar por su privilegiada situación en el golfo de Nápoles. Desarrolló también una fluida actividad comercial gracias al transporte marítimo y a su destacable red viaria. Su prosperidad económica quedó reflejada en la rica decoración de sus villas y comercios, en las que abundaban frescos y pinturas todavía visibles.

Las excavaciones pioneras tuvieron lugar en 1748 bajo el mandato de Carlos de Borbón, rey de Nápoles y futuro Carlos III de España. Las primeras excavaciones no comenzaron hasta el siglo XVIII.
Se ha sabido que tras la erupción, muchos supervivientes regresaron en busca de sus pertenencias, campaña a la que se sumaron los saqueadores durante largo tiempo. El saqueo se centró inicialmente en estatuas, bronces y mármoles, y no en joyas o vajillas de lujo, como comúnmente se ha sostenido.

Pompeya, a 34 km de la ciudad de Nápoles, en la desembocadura del Sarno, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997.

Al entrar en el siglo XX, la fama de Pompeya no hizo sino aumentar gracias a los medios de comunicación de masas y el continuo flujo de visitantes anuales, al tiempo que proseguían las campañas arqueológicas. Una empresa de gran aliento fue la excavación, por Vittorio Spinazzola, de la vía de la Abundancia, célebre por el gran número de grafitos y decoraciones pictóricas de sus fachadas. Al mismo tiempo, Pompeya se convirtió en un instrumento de propaganda para los distintos gobiernos italianos, sobre todo a partir de 1923, bajo el régimen fascista de Benito Mussolini. Viendo en la antigua ciudad una muestra de la pasada grandeza de Italia, las autoridades pusieron enormes fondos a disposición de Amedeo Maiuri, el nuevo director del yacimiento a partir de 1924. Gracias a ello se sucedieron los descubrimientos, como el de la villa de los Misterios, con sus sensacionales frescos de contenido mistérico, o la casa de Menandro, excavada por Maiuri entre 1926 y 1932.

En 1943, durante la segunda guerra mundial, una serie de bombardeos aliados dañaron seriamente los restos arqueológicos. Pero terminado el conflicto los trabajos se reanudaron a un ritmo intenso, aunque no siempre con el debido rigor; por ejemplo, los materiales desenterrados se utilizaron para la construcción de la autopista Nápoles-Salerno y como tierra fértil para los cultivos de la zona. Desde los años sesenta se han desenterrado tres nuevas casas: las de Fabio Rufo, Julio Polibio y de los Castos Amantes. Aun así, en la actualidad, 25 hectáreas del yacimiento, un tercio del total, aún no han visto la luz. Pero quizás el mayor reto para los arqueólogos sea la conservación de los edificios, mosaicos y frescos ya descubiertos, algo que resulta especialmente arduo en las condiciones de la actual crisis económica.
El yacimiento de Pompeya es uno de los más valiosos en todo el mundo. Su enterramiento y abandono permitieron conservar la ciudad en su estado original sin sufrir ningún tipo de modificación. Como causa de este hecho encontramos a la destacada erupción que se produjo en el año 79 d.C. donde la que la ciudad pereció y cayó en un profundo sueño que duraría muchísimos siglos.

Como bien se puede ver en el apartado de geografía este fenómeno tuvo lugar el 24 de agosto y consumió la vida de más de 25.000 personas que habitaban Pompeya por aquel entonces, esta erupción no solo afecto a Pompeya sino que también dejo sepultadas bajo la ceniza las ciudades de Herculano y Oplontis.

La historia de este hecho comienza como un día tranquilo donde a partir de las 10:00 comienzan a aparecer leves temblores del terreno, ninguno de los ciudadanos pone especial importancia en estos acontecimientos, pues están acostumbrados a cierta actividad sísmica en la zona. A medida que avanza el día los movimientos se hacen cada vez más regulares y fuertes. Sobre las 13:00 de la tarde el volcán despertó tras más de 1500 años de recalentamiento interno provocando una columna de ceniza que llegó a alcanzar una altura de unos 15km, a partir de este momento la población pompeyana comienza a sentir incertidumbre y a estar nerviosa.
La columna era visible desde Miseno ciudad al suroeste del Vesubio, allí se encontraba Plinio el viejo, un militar del imperio romano dedicado con gran pasión a los fenómenos de la naturaleza, atónito a los acontecimientos decide poner rumbo a Pompeya para escribir sobre lo que ve. Su sobrino, Plinio el joven, decide no marchar en la expedición, hecho que permitirá la documentación del suceso a posteriori.

El viento conduce ese día la columna de ceniza directamente hacia Pompeya provocando la oscuridad total sobre la ciudad a las 13:30 de la tarde y comienzan a caer sobre la urbe piedra pómez a unos velocidades cercanas a 200km/h haciendo que miles de personas huyan de la localidad, dándose el caso de esclavos que desertaban ante sus amos por temor a sus vidas.
El peso de estas piedras comienza a producir el hundimiento de los tejados y la población tan sólo puede rezar a sus dioses que les salven pero no parecen estar por la labor en esta ocasión de satisfacer sus peticiones.

Alrededor de las 17:00 comienza la expedición de Plinio el viejo hacia Pompeya para conocer la situación y ayudar a las personas que solicitan ayuda para salvar sus vidas.

Sobre la 01:00 de la madrugada tiene lugar una explosión que supone la expulsión de flujo piroclástico que se dirige directamente hacia la ciudad de Herculano. Esta avalancha de ceniza y roca fundida incinera todo a su paso poniendo fin a la ciudad.

La población no se quemó sino que se carbonizó, el choque térmico provocó la evaporación de los tejidos de los cuerpos humanos. Tras este hecho esta localidad queda sepultada bajo 25 metros de ceniza.
A las 06:00 de la mañana Pompeya roza una expulsión de flujo piroclástico pero se salva asombrosamente, por otra parte este hecho envía a la ciudad gas tóxico (dióxido de carbono) la gente moría por la inhalación de gas, golpes de rocas que caían e incluso por suicidios.

Poco más tarde un nuevo flojo a una velocidad de 100km/h alcanza a Pompeya en pocos minutos sepultando la ciudad bajo ceniza y acabando con la vida de miles de personas.
De poco sirvió huir en aquel momento pues la bahía de Nápoles vivió un autentico apocalipsis.

Plinio el viejo murió por los gases que aspira durante su expedición, así que será su sobrino la persona que cuente de primera mano en sus escritos lo sucedido en la región de la Campania.

Un gran documental para ver que muestra el suceso con bastante precisión es:

https://www.youtube.com/watch?v=0qyixhJUA0I

Un hecho que impresiona son los moldes que se muestran las formas de los cuerpos de algunas personas que perecieron en la erupción del 79 d.C. la ceniza permite ver perfectamente los torsos de la gente como si se hubiesen quedado petrificadas.


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