Economía

En este apartado centraremos nuestras miradas en otro de los aspectos más destacados de la antigua ciudad de Veneria Cornelia Pompuyarum, la economía. Hablaremos de las principales actividades que se desarrollaron en la urbe hasta el momento de la gran erupción del Vesubio en el 79 a.C.

Lavanderías

En Pompeya se han llegado a contabilizar 18 lavanderías tras las excavaciones de la ciudad, una actividad de altísima estima en la época. Los comercios dedicados a la actividad de la tintorería y la lavandería eran conocidos como fullonicas.

Posiblemente la más famosa de éstas en la ciudad de la bahía de Nápoles sea la fullonica de Stephanus, o Stéfano, un adinerado comerciante de Pompeya que seguramente muriera en la gran erupción que acabó con Pompeya. 
La fullonica de Stéfano fue en un periodo anterior una casa señorial pero se reconstruyó  y se adaptó para la nueva actividad comercial.




Este negocio a priori normal, guardaba la curiosidad de que se utiliza orina para limpiar determinadas ropas debido a una serie de compuestos químicos que tiene esta sustancia.
Principalmente el amoniaco que conjugado con cal y cenizas  conseguía extraer las manchas de las túnicas, togas y manteles de lana. Su obtención era curiosa, desde importado en ánforas de remotos lugares (el hispano era considerado el de mejor calidad) o recogido en las letrinas públicas e incluso, como en los actuales urinarios de un centro comercial, directamente desde las paredes de la fullonica donde había dispuestas medias ánforas perforadas en su base para que los transeúntes pudiesen aliviar sus vejigas paseando por el pórtico. En Pompeya pueden leerse letreros en las paredes que invitan a hacerlo.

Lupanares

Otra de los aspectos económicos más destacados fueron la existencia de un gran número de lupanares. El comercio sexual no se limitaba en Pompeya al célebre lupanar. La prostitución era moneda común en tiendas y tabernas, pero el sexo era una realidad omnipresente en la ciudad del Vesubio, una realidad que los romanos vivían sin complejos.
Era un mundo de hombres en el que el estatus, el poder y la buena suerte se expresaban a través del miembro viril. Por eso hay falos dibujados, esculpidos y tallados sobre los dinteles, en los hornos de pan, tallados en la calzada, y miembros con campanillas que sonaban al abrirse la puerta o agitarse el viento. Incluso penes con alas.

La mujer era visible y sostenía, como ciudadana, la administración de la casa y la crianza de los hijos. Pero no controlaba su vida ni su sexualidad, máxime si era esclava. La fidelidad a la esposa no era muy apreciada por los romanos, ni siquiera era ejemplar, una virtud digna de admiración. Aunque el acoso sexual a los hijos y mujeres de miembros de la clase alta sí estaba mal visto, la tensión sexual a menudo se liberaba gracias a la disponibilidad de esclavas y esclavos que los miembros eminentes de la sociedad mantenían accesible. Los pobres, eso sí, que no podían permitirse la sumisión de sus esclavos, recurrían a la prostitución.

En el célebre Lupanar, las pintadas son más explícitas y se concentran en los primeros cubículos, que serían empleados como salas de espera para los clientes. «Aquí f... yo». Pero había de todo. Muchos están firmados con el nombre, lo cual indica que no había problema social por reconocer esa actividad.


A la izquierda podemos observar una imagen del lupanar de pompeya. Algunos estudios apuntan a que fue el prostíbulo más grande e importante del imperio romano.

En este vídeo podemos ver los frescos del interior del lupanar donde queda esclarecido la actividad que allí dentro se desarrollaba:
https://www.youtube.com/watchv=7PQIBEfnhws&list=PLYxzhL_qF15XPbQz2CJQC2CXNBlTu6GX&index=1


Agricultura

Debido a la fertilidad de la zona para los cultivos, la agricultura era el principal sector económico, y Pompeya refleja su riqueza agrícola a través de diversos indicios. En primer lugar, la omnipresencia del vino, con las diversas variedades y calidades documentadas en los sellos anfóricos, en algunas inscripciones, en referencias epigráficas y en documentos que nos hablan de asociaciones de vendimiadores y de comerciantes. También el aceite y el cereal, que completan la tríada mediterránea, fueron notables productos de Pompeya, aunque también destacaron aquí huertos y plantaciones de árboles frutales (avellanos, almendros, manzanos, ciruelos...). Desde el punto de vista industrial, se han documentado más de 40 hornos de pan, con sus molinos y amasaderas de tracción animal, que implicaban la compra diaria del pan por los ciudadanos.


En la fotografía podemos ver una de las numerosas plantaciones de la ciudad romana.



Vino

En la Pompeya de hace  2.000 años los encargados de la vendimia eran los vindemitores, que primero recogían la uvas que más tarde se prensaban con los pies. La siguiente fase tenía lugar en el torcularium, donde el jugo de la uva era vertido en los dolia, que previamente se habían lavado con agua de mar y se habían recubierto con resina de pino, sobre los cuales después se anotaba la zona de origen del vino y el año de la cosecha. Antes de llegar a las ricas mesas, el vino era mezclado por los haustores (los sommeliers de época romana), que utilizaban para ello una vajilla especial. Famosos productores de vino pompeyano fueron los Arriiy Asinio Próculo, que producía un tipo de vino particular llamado asiniano racemato. Pero quienes lograron hacer del comercio del vino una verdadera fuente de ingresos fueron A. Vettius Conviva y A. Vettius Restitutus, los dos hermanos propietarios de la homónima Casa de los Vettii. Sin duda, uno de los lugares a donde más se acudía a beber buen vino era la Taberna de Euxino; allí los arqueólogos han encontrado ánforas dirigidas a él.

El vino tenía una importancia enorme en toda el área del Vesubio. Al parecer el vino pompeyano no era de muy buena calidad aunque otras fuentes dicen lo contrario, fuera así o no la realidad es que era producido en grandes cantidades hasta el punto de cultivarse incluso dentro de la ciudad  para poder abastecer a las numerosas tiendas, así como a las mansiones señoriales, donde llegaba también vino de importación. Este producto fue tuvo también una importancia en las vidas de las clases más pobres.

Se consumía varias veces al día y para compensar su consistencia de vino fuerte, debido a las técnicas de elaboración de la época, se mezclaba con agua fría en verano (los ricos también utilizaban nieve) y caliente en invierno. El lugar privilegiado donde beber era el thermopolium; en él siempre había un pequeño horno para calentar el agua que se mezclaba con el vino. Además al parecer, una de las especialidades de estos establecimientos era la posca, una bebida popular a base de agua, huevos y vinagre.

Garum

Fue uno de los manjares de las mesas romanas a principios del primer milenio, este producto fue una salsa de pescado que funcionaba como condimento perfecto para la mayoría de platos. Su elaboración ha resultado muy dudosa a lo largo de las numerosas investigaciones realizadas sobre él, hoy día podemos afirmar que se componía principalmente de los intestinos aplastados y fermentados de peces como el atún, la anguila, las anchoas o caballas.

La investigación más puntera en el conocimiento del garum ha sido llevada a cabo por un grupo de científicos de la universidad de Cádiz, debemos recordar que por la existencia de Baelo Claudia, principal exportador  de esta salsa, podemos conocer más acerca de  este extraordinario elemento estudiando la antigua ciudad de la actual provincia de Cádiz. 


En esta imagen observamos algunas de las ánforas que permitieron llevar a cabo la investigación.


La labor de estos investigadores ha sido enorme ya que ahora mismo están desarrollando el condimento para poder ser llevado de nuevo a las mesas de nuestros días algo que parece imposible, un producto de hace más de 2000 años que ha vuelto a nacer, algo parecido a lo sucedido con la ciudad donde más se desarrolló su comercio, Pompeya.



A la izquierda podemos observar los frascos de este producto milenario listo para su comercialización. Gracias al proyecto flor de garum hoy día, podemos encontrar este producto para su consumo. ¿Quieres saber más acerca de el proceso de reconstrucción del garum? entra en esta dirección para descubrirlo:

http://www.cosasdecome.es/sin-categora/la-reconstruccion-del-garum/#.VPCKPlOG9sE


Dinero

Es el factor fundamental para el desarrollo de cualquier sociedad, para conocer más sobre cómo los romanos del imperio y en especial de Pompeya podían gastar en el lujo de consumir diversos productos, procedemos a mostrar una tabla con las equivalencias de la moneda romana con la actual (en nuestro caso el euro), los precios de una cesta común y otros datos destacados sobre los mismos.

Equivalencias de la moneda romana al euro:

1 denario = 6,65€
1 sestercio = 1,33€
1 as = 0,33€


Precio de los productos:

1 litro de aceite = 3 sestercios (3,99€)
1 litro de vino = 2 ases (0,99€)
1 kg. de carne = 3 ases (0,99€)
1 kg. de nabos = 2 sestercio (2,66€)
1 túnica=15 sestercios(20€)"en otro libro que leí en la época se recoge que valía 10 sestercios"(*nota de caligae)
1 par de zapatos=15 sestercios (20€)
una casa de 300m/2.=12.000 sestercios (15.960€)
alquiler de un piso en una insulae(*supongo que se refiere a una habitación)=4 denarios al año(26,60€)
Alquiler de una domus (casa romana) = 600denarios al año (3.990€)
1 pieza de pan = 2ases (0,66€)
En Pompeya, año 79 los precios eran:
1 modium de cebada(6,5kg.) = 4 sestercios
1 libra de aceite(300gr.) = 1 sestercio
1 litro de vino común= 1 as
1 litro de vino = 1sestercio
1 plato de sopa = 1as
1 mula = 520 sestercios
Limpiar una túnica = 4 sestercios
El edicto de precios de Diocleciano, aprobado en el año 301,fijaba precios máximos para más de 1.300 productos, regulando también los salarios.
1/2 litro de aceite = 1sestercio
1libra de carne de cerdo = 12 denarios
1libra de ternera o cordero = 8 denarios
1modivm de sal = 100 denarios
500gr. de olivas negras = 4denarios
300 gr. de queso duro = 12 denarios
1/2 litro de vino = 30 denarios
1/2 litro de vino común = 8 denarios
El precio de un esclavo nos llega a través de catón, sabemos que era de promedio unos mil quinientos denarios, precio que subió a lo largo del siglo II a/c hasta alcanzar los veinticuatro mil sestercios.

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