Un gran depósito de excrementos encontrado cerca de la
ciudad de Nápoles (Italia) permitirá conocer la dieta de los pobladores del
antiguo imperio romano, según han anunciado arqueólogos italianos. Las
evidencias de lo que se acostumbraba a comer en esa época fueron descubiertas
en una enorme coladera, hallada durante las excavaciones que se realizaron
debajo de la ciudad romana de Herculano.
Los primeros análisis revelan que en Herculano, arrasada junto
a Pompeya tras la erupción del volcán Vesubio, solían comer erizos de mar,
higos, lirones, pescado, aceitunas y huevos, ha afirmado el equipo de
investigadores. La mayor sorpresa para los científicos ha sido poder encontrar
en una cloaca, sepultada desde hace 2000 años bajo el flujo piroclástico que
escupió el Vesubio, restos en estado de análisis factible y que arrojen datos
tan esclarecedores.
¿Por qué los romanos ponían falos colgando en las puertas?
Para ahuyentar el mal de ojo los romanos colocaban en la
entrada de los hogares estas tintinnabula, unas campanillas con aspecto fálico.
El órgano masculino era considerado un talismán de fertilidad y prosperidad, y
servía además para alejar los malos espíritus. El ruido emitido por una
campanilla también se consideraba un poderoso hechizo que atraía el favor de
los buenos dioses. Por eso, la combinación de ambos objetos convertía el
tintinnabulum en un guardián muy deseado, que también solía colgarse del cuello
de algunos bebés.
Muchas de estas campanillas aparecieron entre los vestigios
de Pompeya, pero su connotación sexual llevó a que, durante años, hayan estado
recluidas en el llamado "gabinete secreto" del Museo de Nápoles, al
que sólo se accedía con permisos especiales.
El volcán Vesubio, que no ha entrado en erupción desde 1944,
podría volver a estallar como cuando destruyó la mítica Pompeya, según afirman
un geólogo francés y otro italiano en la revista Nature. Para poder hacer un
pronóstico exacto habrá que estudiar el magma almacenado actualmente entre 8 y
9 kilómetros de profundidad. Si el contenido es muy ácido, asegura el francés
Bruno Scaillet, podría despertar de su sueño con una gran explosión que
afectaría a 700.000 personas. El Vesubio es un volcán caprichoso situado en la
bahía de Nápoles que, a lo largo de su historia, ha tenido erupciones de tipo
explosivo tan devastadoras como la del Krakatoa (1883) en Indonesia, y otras
más tranquilas con ríos de lava fluyendo lentamente hacia la superficie. Su
erupción más famosa se produjo el 24 de agosto del año 79 d.C., en pleno auge
de la civilización romana, y fue tan violenta que sepultó casi de inmediato las
ciudades de Pompeya y Herculano.
Efectivamente, una de las cosas que más te va a llamar la
atención en tu visita es saber que Puerta Marina, la actual principal entrada a
los restos arqueológicos, tenía un embarcadero. Por tanto, la costa llegaba a
Pompeya, aunque ahora la veas a varios kilómetros.
Las camas eran construidas del mismo material de obra, sobre
este se echaba paja o algún jergón.
En las entradas se solían encontrar mosaicos o pinturas con
temas eróticos, por si quedaba algún despistado.
Siguiendo estas marcas en las calzadas, se llegaba hasta los
lupanares
El símbolo de Pompeya, la antigua ciudad romana, era un pene
con alas
Era un sitio vacacional: Pompeya fue fundada en el siglo
VII a. E. C. y era una ciudad próspera, muy conocida como sitio de vacaciones
para los más poderosos. Se dice que Nerón tenía su casa de vacaciones allí y su
segunda esposa era proveniente de la ciudad.
Poca información: El Monte Vesubio quedaba muy cerca de
Pompeya, pero las personas que vivían allí no sabían que se trataba de un
volcán. Es por eso que la tragedia fue algo imprevisto y que nadie hubiera
pensado. No podían saberlo tampoco por la experiencia, dado que la última
erupción había sido en el 1800 a. E. C.
Vulcanalia:
La erupción del año 79 d. E. C. se dio en la mañana del 24 de agosto, un día
después de festejada la Vulcanalia, festividad de Vulcano, dios romano del
fuego. Otros documentos de la época dicen que la erupción fue en realidad en
noviembre, así que las opiniones están divididas.
Duración: Es probable que la erupción haya durado 24
horas, pero los restos de cenizas y roca siguieron cayendo por dos días hasta
cubrirla con una capa de 6 metros de profundidad. Antes de esta erupción la
palabra volcán no existía. Se le dio ese nombre en honor al dios Vulcano.
Plinio
el Joven: Las declaraciones sobre esta tragedia son conocidas gracias a las
cartas de Plinio el Joven, un administrador y poeta romano que observó desde
lejos la erupción. Habló con algunos sobrevivientes y redactó sus experiencias
en documentos de mucho valor histórico. Estas cartas recién fueron encontradas
en el siglo XVI.
- Lava
veloz: La lava alcanzó la ciudad a una velocidad de 110 kilómetros por hora,
sin posibilidad de que nadie escapara. Cubrió una superficie de 500 kilómetros
cuadrados, destruyendo no solo a Pompeya, sino a varias otras ciudades y
pueblos vecinos. No hay un número correcto en cuanto a la cantidad de muertos,
pero se estima que fueron alrededor de 25 mil personas las que perecieron.
Fue
un sitio perdido: La ciudad permaneció perdida por 1500 años hasta que en 1599
fue encontrada al excavar un túnel subterráneo. El arquitecto Domenico Fontana
descubrió algunos frescos de Pompeya con alto contenido sexual, y debido al
rechazo en la época a este tipo de representaciones los volvió a enterrar.
Pompeya fue redescubierta en 1748 y desde ese momento no se ha vuelto a perder.
Erupción cercana: El Vesubio tuvo su última erupción en
1944 durante la Segunda Guerra Mundial. Actualmente 3 millones de personas
viven cerca de él, transformándolo en el volcán más peligroso en actividad.
La salsa más famosa y demandada era el garum, se añadía a
cualquier plato, al agua, al vino, etc. Se elaboraba con vísceras de pescado,
atún, caballa y esturión, se ponían en maceración con salmuera y se dejaba
secar al sol durante dos o tres meses. Tal era su influencia que los cambios en
el precio del garum, influían en la moneda. El más caro era el garum sociorum
(garum de los socios), realizado en Cartagena y se cotizaba a 180 piezas de
plata el litro de salsa.
Existían una gran cantidad de platos exóticos o raros,
como sesos de alondra con miel, lenguas de flamenco o ruiseñor, talones de
camello, cresta de aves, pezones de cerda....
La ley Pompeya condenaba a los parricidas a morir
cruelmente. Se les metía en un saco con un perro, un gato, una víbora y un
mono, después era arrojado al mar.
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